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el gusto rancio del piano ha secado las hojas:
Marchitas se caen como làgrimas que llorara el viento.
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¡El aire està triste, el aire està seco!
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¡Llòrale estrella! aquel canto en do mayor,
aquel que inventaron juntos durante el càlido invierno...
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¡Y que lo lloren todas!
y a todo lo largo de esta tierra,
para que cada vez que mire el cielo,
(sin que apenas lo sepa),
sienta una brizna de abrazo
y el cobijo sutil de un beso.
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¡Canten caricias del alma!,
¡suspìrenle aires de afecto!
que pinten de verde las hojas
de este àrbol que aùn no ha muerto...
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