domingo, septiembre 27, 2009

Taxco

Pocos lugares hay en México que me gusten tanto como Taxco. Especialmente para las mujeres adoradoras de los colguijos, este lugar es "La Meca" de la joyería, hay plata por todas partes, en todo tipo de diseños, precios y calidades. Aunque me declaro abiertamente perteneciente a este gremio vanal y superfluo, lo que más me gusta de este pueblito es "lo que no se ve". Debido a que Don Bruno, el personaje centenario que es abuelo de mi compañera de andanzas de toda la vida vive ahi, en una casona antigua y desvencijada, he podido ir muchas veces.
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Más que la joyería me gusta la comida, un pozole blanco en "La tía Caya" es indispensable para vivir feliz, el chito (carne de chivo) del mercado, las Bertas (tequila con miel y sabe qué mas), las pechugas (panes tradicionales) o las chamoyadas son opciones gloriosas para subir unos kilos sin remordimientos de ninguna especie.
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Luego están los artesanos, cerámica pintada a mano que prácticamente regalan, las máscaras y el papel amate... hay tantos colores mezclados en unos metros que la vista queda saturada y no sé porqué uno se siente feliz.
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En Taxco se aparecen fantasmas, hay persecusiones, se celebra la semana santa como en ninguna otra parte, nació Juan Ruiz de Alarcón y si se tiene suerte, hasta se ve caminando por ahí al mismísimo Joan Sebastian. En Taxco está el increible templo de Santa Prisca y las campanas tocan distinto cuando hay difunto en el pueblo. En Taxco, de tanto subir y bajar cuestas escalonadas a uno se le hace un chamorro de envidia y se tiene el mejor clima del mundo, las casas por ley deben ser blancas y la sierra de Guerrero parece envolverte en una estola verde, que da tanto cobijo, que uno nunca quisiera irse.


a-soleadero


Sin duda alguna que este mundo es injusto.
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Mientras la sorpresiva y breve aparición del Astro Rey en esta ciudad, luego de semanas de hacerse el occiso, significó para mi la alegría de poder sacar la bicicleta y hacer a un lado chamarra e impermeable, para otros fue una desgracia total.
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Si no, pregúntenle a la Tuna.



miércoles, septiembre 23, 2009

Trueque

Cada vez que voy por la calle y me dedico a la contemplación de los transeúntes que me rodean, me doy cuenta que día a día las miradas perdidas se dirigen hacia una especie de lugar común, que llamaría depresión colectiva. Y es que estos politicuchos que tenemos no se cansan de ponernos en la torre y de saquear y robar a manos llenas. Subir impuestos y bajar salarios.
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De la depresión a la psicosis: robos, balaceras, secuestros de aviones... a dónde quieren que se llegue?
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Me niego a seguir llenándoles los bolsillos. Mi consumo "oficial" es mínimo, prefiero darle trabajo a los zapateros, sastres y soldadores antes de comprar cualquier producto nuevo. Reciclo todo lo que puedo, no compro nada. Ahora que hasta de la comida robarán, dejaré de cultivar los pinos para reforestar y en su lugar pondré jitomates y calabazas.
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Propongo un intercambio de comida tax free.
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¿no querrá alguien cuidar alguna gallinita e intercambiar huevos por jitomates?
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