jueves, julio 07, 2011

7 de julio

El juez de plaza ha tomado el lugar de honor, acompañado por su esposa.

La novillera ofrece un par de claveles a la dama, quien los coloca sobre su oreja.

El torero prueba suerte lanzando la montera al cielo y, afortunadamente, cae con las orejas del ratón Miguelito hacia arriba.

Comienza la corrida.

Se abre la puerta del toril al “Gorri”, un séter irlandés de raza y color rojo ardiente. El toro sale furioso sacudiendo los cuernos, un par de barquillos para helado atravesados en una media, sujeta fuertemente a su cabeza. Embiste con furia el capote de “El Javi”, quien viste un original traje de luces con vivos pintados a mano sobre papel aluminio. Mirentxu la novillera, observa, ataviada con un traje hecho con envolturas de chocolate de todos los colores.

Luego de unos pases, se escucha un grito desgarrador:

- ¡Me ha mordido el toro!

Mi tía nos jaló fuertemente las orejas, alegando que no quedaba papel aluminio para el pescado y que había desaparecido el postre. Mientras, el Gorri saboreaba sus cuernos, echado plácidamente sobre el capote.

Más tarde, escuchando jotas, mi abuela, todavía con los claveles en la oreja, lloraba.

Extrañaba su tierra, a la que nunca habría de volver.


* Aunque entiendo el valor y necesidad de conservar las tradiciones, estoy completamente en contra del maltrato animal.
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