lunes, agosto 01, 2005

Notas desde la nostalgia


"La inteligencia busca, pero quien encuentra es el corazón"
George Sand










"encuentro"Remedios Varo

jueves, julio 14, 2005

la negra en el zócalo



tantas veces me mataron...
tantas veces me morí...
sin embargo estoy aquí...
resucitando!

lunes, julio 11, 2005

Deslave

Hace unos días un cerro se deslavó en la carretera México-Toluca. Yo venía de Toluca a México, recorrí el trayecto de 60 km en casi 3 horas, y eso que el deslave había sido el día anterior. Fue una tarde espléndida. Abrí la ventana del autobús para sentir el aire fresco, me fascinó desde que me di cuenta de que ya olía a día de muertos, a calaveritas de azúcar y feria del alfeñique, es el olor del otoño. El cielo era azul y límpido, con nubes blancas bien definidas que reflejaban los ya oblicuos rayos del sol; conté 200 pinos y 500 flores, de las llamadas septiembres o gallardías, estas flores tan fieles a los caminos de México, que si uno trata de llevárselas a casa irremediablemente mueren, pues su misión es estar ahí, para alegrar a los viajeros en esta época del año... Me distrajo de mi inventario el viento, que como un pastor comenzó a arrear su rebaño celeste, las nubes blancas comenzaron a cerrar el espacio entre ellas y algunas se fueron tornando grises; al poco tiempo, la luz del sol se había ido por completo. Eran como las 5 de la tarde. Recordé aquel famoso eclipse de cuando era niña. Estos fenómenos naturales siempre me producen cierta emoción, cierto nerviosismo, uno no sabe qué sucederá o cómo... La capa de nubes se ponía aún más densa y algunos rayos comenzaron a aparecer clandestinamente... y el sonido! El sonido del trueno! Siempre tan fantástico, es un sonido que además de oírse se siente, se siente en el aire, en los huesos y hasta en los cabellos; imagino una sinfonía de timbales... cuánta emoción! De pronto, todo comienza a dispersarse, ni una sola gota de agua. El viento, de nuevo el viento: ahora se llevó la tormenta. Conociendo la región seguro se la llevó a inundar las calles de Toluca. Me pregunto si, ¿será Toluca la ciudad en la que caen todas las tormentas? No, no creo. Nunca ha sido zona de desastre. El cielo poco a poco volvió a ser claro y casi azul; en la parte alta de la carretera, ya llegando a la ciudad de México pude distinguir en el horizonte al Popo, que parecía disfrutar del solecillo de las 6 de la tarde igual que yo, ese solecillo que por un momento, después de la casi tormenta, me pareció un amanecer, si, eso... fue como ver un amanecer en pleno atardecer. ¡qué maravilla!