domingo, septiembre 30, 2007

ángeles de ciudad

PRIMERO
Corriendo bajo del pecero con el mochilón a cuestas, es la terminal Tasqueña. Espero el cambio de la luz del semáforo para cruzar la calle, luego de caminar 2 cuadras, ya que me bajé un poco lejos. De pronto, un señor algo mayor, con sudor en la frente y el aliento cortado me habla. Desconfiada volteo y miro mi cartera en sus manos. Se me había caído en el pecero; el se dio cuenta, y corrió las 2 cuadras que yo caminé mas las que tardó él en bajarse para ponerla en mis manos. Por supuesto, no faltaba nada.
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SEGUNDA
Salgo medio atolondrada de la clase de Julio en la Nacional de Música para tomar algo de aire e ir al baño. Me encuentro a Érika que me dice... ¿ya viste que en el baño hay un mensaje para ti?... yo abro los ojos porque no sé de qué me habla. Llego al baño y veo un mensaje pegado en el espejo: "Itziar, encontré tu cartera, llama a este celular para que te la regrese" ... Marqué de inmediato y ahí estaba de nuevo, una muchacha anónima poniendo en mis manos la cartera perdida, nuevamente intacta.
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TERCERO
Un colega, harto del tráfico de medio día de viernes, decide bajar del pecero y mejor caminar lo que le faltaba del camino hacia el conservatorio. Luego de un rato, se da cuenta de que olvidó su mac nueva en el camión. Después de unos días llenos de drama tocan a su puerta y ahí está el chofer del camión, quien luego de hurgar en la computadora y encontrar algunos teléfonos de amigos de mi colega, consiguió su dirección y se la entregó en sus propias manos.
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CUARTO
(mi favorito)
Un amigo sale de trabajar en la noche y encuentra cerca de una construcción a un gatito todo lastimado. Lo lleva a su casa y pasa la noche en vela cuidándolo y curándolo. Todo el día siguiente hace lo mismo. El gatito se salva y él no lo deja hasta que le encuentra un hogar apropiado donde pueda quedarse, ya que él toda la vida ha tenido una tremenda alergia gatuna, que luego de su acto heróico lo postró toda una semana en cama.
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QUINTO
(mi más querido)
Juancho. Siempre Juancho y sus historias. Esta vez venía en un taxi platicando con un chofer que de tanto manejar padecía una especie de engarrotamiento de las manos y los dedos; afligido le contaba a Juancho que le dolían mucho y le preocupaba que tuviera que dejar el taxi tarde o temprano. Al llegar a su casa Juancho pagó el servicio al taxista y lo invitó a bajar para enseñarle unos "ejercicios mágicos"... Pacientemente le enseñó una serie de estiramientos y relajamientos que tanto a él como a mi nos enseñó Manuel Delaflor para preparar las manos antes de tocar, le relajó cada dedo, cada músculo y cada tendón. Seguramente ese señor nunca olvidará a Juancho.
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¿Verdad que la ciudad no es del todo mala? Estas historias pasaron en el transcurso de un mes, y a mi me hacen quererla, me hacen seguir creyendo en su magia. Todos los problemas citadinos se diluyen ante el paisaje de Reforma con sus jacarandas en flor cuando estamos en primavera, ante una buena comida con amigos antes de un concierto, o ante los olores y colores hipnotizantes del mercado de San Juán. Sin contar la euforia que me produce que, en menos de un mes tendremos a la mismísima Mercedes Sosa, a mi adorado Miguel Bosé y al par de locos de Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat en concierto, entre otros muchos que hay para todos los gustos.
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Y sí, aunque no lo crean, todavía quedan muchos ángeles en la ciudad.

1 comentario:

LUCK dijo...

Los otoños son las primaveras de un alma sin fe, es el presente que acobija aquel pasado que se siente solo y desea ser abrigado con el calor del verano, que siente que aun no ha llegado...a su vida. Los otoños son voces que deambula perdidas entre los atardeceres de los ciegos, entre la poesía de un verso secreto, entre la mentira que se disfraza de verdad. Los otoños son caricias perdidas que se olvidaron de existir, ni son olvidadas por la necia memoria de una piel seca y hambrienta de fresco rocío. Los otoños desnudan la inocencia del invierno y deja ver la simplicidad del tiempo, que renuncia por un instante a ser ese rey eterno. Los otoños no son solo esas hojas que se desprenden de la piel de un árbol, son el espíritu mismo que baja hecho silencio llevando la esencia del universo para que alguien sin amor simplemente…lo sienta. El otoño es el deseo insatisfecho de un corazón que anhela siempre renacer. El otoño es incomprensiblemente hermoso porque esconde su dolor en las almas que logran descubrir…su profunda belleza.