martes, marzo 27, 2007

la chancla que yo tiro...


Día de sol, cansancio y tierra. Autos, carreras y amigos. Fernando y Toño. Después de recorrer el camino por tercera vez por fin doy con el edificio. De noche todo se desconoce. Lavo mis pies cubiertos de polvo y veo mis chanclas... un poco mas de tierra y podría usarlas como maceta. Decido lavarlas también. La noche es clara y con la brisa que corre se secarán pronto desde la repisa de la ventana. En eso, un caracol marino me hace la travesura de girar con sus piquitos como si fueran engranes y una de mis chanclas se desliza hacia el vacío. Plop! desde el quinto piso se oye el golpe seco sobre el domo del patio del departamento del primero. Y ahí, yace mi chancla lejana y distante, en la negrura de la noche y como al fondo de un abismo. No hay nada que hacer mas que esperar el día.

Por la noche soy conciente de no tener otro par de zapatos, calzo del 6 y Mary del 4. No podría usar zapatos de ella, ni de ninguno de mis primos. Oigo una pelea de gatos y salto a la ventana para asegurarme de que mi chancla no haya sido afectada, afortunadamente ahí sigue, en el domo del primer piso, como mirando la luna. El rescate será sencillo, no hay mas que ir con la vecina de aquel piso y pedirle que por su ventana me deje jalar mi chancla con alguna escoba o algo asi. Trato de dormir. En mis sueños mi chancla es una barca, una nube y un cerezo, mi chancla es abducida, secuestrada y analizada en raros laboratorios, descubren que mi chancla es dios y que en otra vida la usó Darwin, que quisiera reencarnar en bota o en ski, pero ha acumulado mucho karma. No es que sea radical de izquierda, pero la hicieron para ese pie, fue su destino.
Por la mañana aparece en el mismo lugar, bañada por el rocío ácido de la ciudad. Mi primo la rescatará con un anzuelo y una caña de pescar, dice que no es bueno molestar a la vecina. Entre vítores y risas mi chancla poco a poco sube, columpiándose en el viento como la estatua de Lenin que se lleva un helicópetero en aquella película de la Alemania recién unificada.
Y aquí está de nuevo lista para volver a bajar, ahora por una escalera y con mi pie adentro, lista para ir de nuevo a las carreras y llenarse de polvo, quizás solo por tener el pretexto de volver a lavarse y así, poder escapar por otra noche y desde cualquier otro domo, soñar cometas.

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