Atrapada bombilla incandescente
entre alambre y papeles de la China,
con cadenas de un globo prepotente
que se esconde tras una bailarina.
.
Tus lágrimas de luz bañan mi frente
harta ya del sopor de la rutina,
anhelando una noche diferente
en que caiga una lluvia malandrina.
.
Tu luz es el castigo del insomnio
y el mío es el recuerdo fugitivo.
Un cuervo errante de ojos ambarinos.
.
Huyamos pues, del canto del demonio
y en silencio dejémoslo cautivo.
No llores más. Soñemos mandarinos.
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