El pálido viajante de alma adolorida,
llegó por sí exhausto al cerro de magueyes
con extensa sed de sol, de luz, de vida,
ya que el día se marchaba.
.
Subió corriendo hasta la cima
dirigiendo la mirada hacia el poniente
mirando de reojo al astro que volaba hacia otro mundo,
mostrando las últimas briznas de sus cabellos rubios.
.
Aspiró el viajero todo lo que pudo
y por un breve momento conoció la vida,
sin embargo,
el sol se esfumaba ya tras el Nevado de Toluca
quemando el horizonte
y dejando al mundo otra vez
completamente
oscuro.
.
3 comentarios:
Poeta. Quizás un día te lea en un libro y piense, nacía y la vi crecer.
Un beso
... y bienvenida sea la noche.
asi es la vida...que nos acerca inexorablemente al crepúsculo...
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