martes, junio 16, 2009

Fugacidad


Mientras Itzam aviva las luciérnagas y se convierten en estrellas,
la negrura de la noche se condensa en tus ojos.
.
Su brillo se transforma en flores de suspiros,
evocados por cerezos en Hanumi.
.
Luego la luna.
.
Después el viento.
.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Poesía entre luces de estrellas y silencio de miradas.
Somos el sueño de los dioses en noches de amor

Y con el viento...

Preciosa poesía. :-)