sábado, noviembre 28, 2009

farewell

Tras el antifaz informe del miedo,
el desapego a una existencia cómodamente simple,
los muchos abrazos recibidos
y tantos besos adelantados...
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Con la mirada puesta en un horizonte vacío,
callando la interferencia de los ruidillos ajenos,
dibujando en el aire con mis propias manos
comienzo a vislumbrar la forma de un rostro desconocido.
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Quitando con cuidado
las delgadas veladuras de las nubes
comienza a delinearse
mi soñada libertad.
.

frase

"Siempre que sembré rosales,
coseché rosas"

Amado Nervo


martes, noviembre 17, 2009

Ansiedad

La agonizante espera.
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Se acerca el día que no llega.
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Empaco.
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Por más que pienso, en mi beliz no hay más que aire.
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Y no le cabe más.
.
Lo cierro con cuidado para que no escape,
pues todo lo que necesito
es
respirar.
.

lunes, noviembre 09, 2009

levando anclas

Cerrar.
.
Lo interminable que termina.
.
Dejar atrás.
.
Lo inacabado que concluye.
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La neblina, los tecolotes y los cantos.
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Los recuerdos, los vivos y los muertos.
.
Los soles, los quereres y los olvidos.
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Al desnudo, soltando amarras,
sin nada más que la esperanza,
me preparo
para
partir.
.

jueves, noviembre 05, 2009

invocación


P.D. Si algún día aprendo a subir música por aquí, adjunto los tracks.


El próximo jueves 12 de noviembre a las 20 hrs. se presenta en la sala Blas Galindo el disco Invocación de la percusionista Mirna Yam. Este disco incluye una pieza mía que escribí por encargo de Mirna, la cual dio nombre al disco. Debido a que estaré en el presidium hablando de esta pieza, lo que implica hablar de mí en realidad, cosa que se me dificulta en extremo, escribo aquí un ensayo de lo que estaré diciendo el próximo jueves (si me auxilian todos los dioses).


La pieza Invocación está formada por un conjunto de varias micropiezas cuyo hilo conductor se remonta a la sensación de lo básico, de los recursos más sencillos y primigenios. Así, comencé con lo que somos al desnudo, sin nada más: un cuerpo. De ahí que la primera pieza es exclusiva para percusión corporal; utiliza aplausos, chasquidos, golpeteos con los pies y la voz, susurrando sílabas que pretenden evocar lo que a mi parecer es la fuente de la música en general: lo inefable o la intuición de lo divino. De ahí el nombre de la pieza.

La siguiente pieza, Tlaloc, utiliza como instrumentos objetos muy sencillos que se encuentran en la naturaleza: conchas y caracoles marinos frotados o percutidos, tambores de agua y caparazones de tortuga. Es un acto de veneración por el agua. En lo personal me fascina este elemento; su tersura, su transparencia, en la lluvia, en las nubes o en un vaso mezclada con limón... Esta micropieza es más una percepción espontánea de sonidos modelados como forma que una estructura musical predefinida, lo que le da un carácter abstracto e íntimo.

Después tenemos el grupo de instrumentos que evocan la tierra: semillas, guajes, piedras y macetas de barro. La tierra es el vigor, el lugar donde libramos nuestras batallas y el hogar que nos alimenta y cobija; esta pieza la titulé Xochipilli, que es la diosa azteca de las flores, del maíz, de las artes y el amor.

Para finalizar, usé una pequeña marimba chiapaneca de dos octavas, que tiene un sonido muy peculiar pues utiliza unas finas membranas en la parte baja de los resonadores que le dan un color muy especial al sonido. Esta pieza es el fuego, que nace del aire y en él mismo se consume, se invoca a Huehueteotl, dios del fuego y a Ehecatl, dios del viento, representado por el propio aliento que recita un poema de Nezahualcoyotl:


Ca Tlamati Noyollo

Quin oc ca tlamati noyollo:
yehua niccaqui in cuicatl,
nic itta in xochitli:
Ma ca in cuetlahuiya.


Lo comprende mi corazón

Por fin lo comprende mi corazón:
escucho un canto,
contemplo una flor:
¡Ojalá no se marchiten!